Las estrategias de afrontamiento son las actuaciones dirigidas a frenar, amortiguar y, a ser posible, anular el impacto y el efecto de la situación amenazante. Dichas estrategias pueden ser de dos tipos:
1. Estrategias centradas en el problema: aquellas cuyo objetivo de acción del individuo es hacer frente directamente a la situación, buscando solucionar el problema.
2. Estrategias centradas en la emoción: aquellas que pretenden la regulación de las consecuencias emocionales activadas por la presencia de la situación amenazante.
Estudios acerca de esto han puesto de manifiesto que los hombres afrontan el estrés más orientados a la tarea mientras que las mujeres están más orientadas a la regulación emocional.
Así mismo, se ha informado de la asociación de la orientación de afrontamiento con perfiles saludables o poco saludables basados en características de personalidad. De esta forma, las personas orientadas a la tarea son más optimistas y competitivas, mientras que las orientadas a la emoción son más altas en hostilidad, ira, impaciencia, ansiedad, estado de ánimo depresivo y pesimismo.

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