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La tolerancia a la incertidumbre

  • Foto del escritor: Psicologia Psicax
    Psicologia Psicax
  • hace 1 minuto
  • 1 Min. de lectura

La incertidumbre es una constante en la vida. Desde decisiones cotidianas hasta eventos inesperados, convivimos con lo desconocido. Aprender a manejarla no solo reduce el estrés, sino que fortalece nuestra resiliencia emocional.


Aceptar que no todo está bajo nuestro control es el primer paso. La resistencia al cambio genera ansiedad, mientras que la aceptación abre espacio para la adaptación. Practicar la flexibilidad mental nos permite responder con creatividad ante lo imprevisto.


Otra herramienta poderosa es el enfoque en el presente. La atención plena (mindfulness) ayuda a calmar la mente, evitando que se pierda en escenarios hipotéticos. Centrarse en lo que sí podemos hacer hoy nos da una sensación de agencia.


También es útil establecer rutinas y prioridades. Aunque el entorno sea incierto, tener hábitos saludables y metas claras aporta estructura y seguridad. Rodearse de personas que nos apoyen y compartir nuestras inquietudes refuerza el sentido de comunidad.


Finalmente, ver la incertidumbre como una oportunidad de crecimiento transforma el miedo en motivación. Cada desafío incierto puede ser una puerta hacia nuevas habilidades, perspectivas o caminos.


Manejar la incertidumbre no significa eliminarla, sino aprender a convivir con ella con confianza y equilibrio.


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