La conducta neurótica se puede definir como caracterizada por fuertes reacciones del sistema nervioso autónomo a estímulos externos de carácter incondicionado y, con el tiempo, también condicionado.
Los sujetos que puntúan alto en neuroticismo dan una respuesta muy rápida al estrés y tienen muchas dificultades para disminuirla después. Este comportamiento se ha atribuido a una base biológica, en concreto al complejo de células denominado cerebro visceral o sistema límbico, que se compone de estructuras como el hipocampo, amígdala, cíngulo e hipotálamo. Este sistema está relacionado con la activación de tipo neurovegetativo, como la frecuencia cardíaca, presión sanguínea y sudoración entre otros.
De acuerdo con esta propuesta, los sujetos más inestables o altos en neuroticismo, presentan mayor activación neurovegetativa que los sujetos estables o bajos en neuroticismo.
La estimulación del sistema límbico provoca reacciones en las estructuras que hemos citado, no obstante, las personas neuróticas tendrían un umbral de excitación muy bajo y las emocionalmente estables un umbral más alto.
La consecuencia es que las personas lábiles delatan ya en igualdad de condiciones una reacción del sistema límbico con baja intensidad de estímulos y, en consecuencia, una “activación límbica” con todas las reacciones subsiguientes, mientras que el estable requiere para ello estímulos más fuertes.
Así, se diría que los sujetos que puntúan en neuroticismo tienen un tipo de afrontamiento centrado en la emoción y responden peor a la psicoterapia que los estables. Aunque es importante recordar que las puntuaciones altas en neuroticismo indican una predisposición y no una alteración psicológica existente.
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