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  • Foto del escritorPsicologia Psicax

¿Por qué te muerdes las uñas? La onicofagia

Seguro que alguna vez has visto a alguien que no pueda controlar el deseo irrefrenable de morderse las uñas, o incluso, puede que te pase a ti. Frecuentemente se cree que este peculiar hábito está asociado a una situación de nervios puntual o simplemente se considera una mala costumbre, pero lo cierto es que puede tener su origen en causas más profundas de tipo psicológico, pudiendo incluso ser un indicador de algún trauma durante la infancia.

La onicofagia, como se conoce al hábito que estamos tratando, lejos de afectar únicamente a la estética, puede tener consecuencias importantes para la salud, ya que en nuestros dedos y uñas se concentran una gran cantidad de microorganismos, patógenos algunos de ellos, que pueden llegar a producir una infección en contacto con la boca y más allá, al mordérselas, las uñas se pueden dañar de forma irreversible, así como también se pueden estropear las encías e incluso los dientes.

No obstante, es un problema que puede tener solución. Echa un vistazo a los 5 consejos que proponemos a continuación para recuperar tus uñas.

¿Por qué nos mordemos las uñas?

Las uñas son tejido inerte, están compuestas por células muertas Las uñas, básicamente, están compuestas por células muertas envueltas en queratina y son importantes para diversas funciones en los seres humanos. Podemos usarlas incluso para tocar instrumentos musicales, pero cuentan con usos mucho más cotidianos que nos son útiles en nuestro día a día.

Causas principales

Según algunos expertos, el hábito de morderse las uñas se puede originar incluso durante las primeras etapas de la niñez, ya que es cuando empezamos a usar nuestras manos como herramienta para explorar el mundo, por eso los bebés y niños pequeños se llevan las manos a la boca, es su primera forma de explorar su entorno inmediato.

La onicofagia no se considera una enfermedad sino una patología psicológica, que puede y debe tratarse médicamente si se convierte en un hábito incontrolable y compulsivo.

Pueden considerarse dos grupos de causas de la onicofagia:

1. Externas

Una explicación a la que se recurre con frecuencia para la onicofagia son el estrés y la ansiedad que pueden producir situaciones personales, sentimentales, laborales, conyugales o económicas del individuo en cuestión. Se suelen considerar como factores más “benévolos” desde el punto de vista de que tomando conciencia del problema y poniendo determinación y voluntad, es posible y más o menos sencillo cambiar el hábito y tomar control sobre él.


2. Internas

En este caso, estaríamos hablando más bien de alteraciones en el sistema nervioso producidos por traumas, por ejemplo, o desajustes emocionales, ya sean familiares, problemas de autoestima, culpabilidad, autocastigo, malos tratos… El hábito se dilata en el tiempo y llega a cronificarse, pudiendo provocar conductas de auto-agresión cuando el comportamiento es agudo.

Está muy extendida la creencia de que morderse las uñas es un problema leve o sin importancia, porque las uñas vuelven a crecer y rápido, pero no hay que perder de vista que puede ser un hábito peor de lo que se piensa, dependiendo del caso y que puede producir daños permanentes en el tiempo.

¿Cuáles son las consecuencias y efectos de comerse las uñas?

Nuestras manos proporcionan mucha información sobre nosotros mismos a otras personas. Pueden considerarse, en parte, como un reflejo de la salud y seguridad en uno mismo. Si están bien cuidadas, suelen transmitir una buena impresión. Por el contrario, unas manos con las uñas mordidas o descuidadas pueden ser indicadores de algunas connotaciones a distintos niveles:

1. Salud y estética

No olvidemos que en las uñas hay elevadas cantidades de gérmenes, que al entrar en contacto con la boca pueden acceder a nuestro cuerpo y producir alguna enfermedad.

Asimismo, las heridas que se hacen en los dedos y las yemas pueden producir infecciones bacterianas o víricas, además de que pueden deformarse los dedos y puede darse el riesgo de perder la uña para siempre.

Otra consecuencia es que los dedos pueden tener inflamaciones crónicas y aparición de caries por el daño en el esmalte dental.

2. Emocionales.

Puede aparecer vergüenza o complejos relacionados con la apariencia de las manos, que a su vez pueden llegar a provocar ansiedad e interferir en las relaciones interpersonales.

Aquí entraría también la relación con un nivel de autoestima bajo, sentimientos de tristeza y dificultad para controlar conductas compulsivas.

3. Consecuencias sociales

Quien se muerde las uñas puede sentirse rechazado/a por gran parte de la sociedad y a su vez, presentar dificultades en las relaciones sentimentales y personales, pudiendo incluso sufrir rechazo en entrevistas de trabajo por motivos estéticos o de higiene, dependiendo del puesto en cuestión.


5 consejos para dejar de morderte las uñas


Dejar de lado este hábito conlleva varios beneficiostanto para tu salud física y mental como para tu bienestar emocional y social. Para conseguirlo, te dejamos 5 consejos para conseguirlo, siempre que le pongas voluntad, constancia y perseverancia.

1. Tomar conciencia del problema

Este es el primer paso en casi cualquier hábito que queramos cambiar. La onicofagia no es una excepción.

Lo primero que debes hacer es detectar las situaciones que te producen más estrés o inseguridad y que disparan hábito de manipular las uñas y llevártelas a la boca, para acabar mordiéndotelas, es decir, localizar aquellos momentos que te llevan a realizar ese comportamiento. Por ejemplo: Cuando tienes exámenes o vas a realizar una entrevista de trabajo. ¿Cómo te sientes los días u horas previos? ¿Te has fijado si realizas más ese hábito en esos días?

Igualmente, has de identificar las actividades que te ayudan a evitar ese comportamiento, manteniendo tus manos ocupadas. Es importante que sean actividades que te gusten, para que sea más plausible que las incorpores a tu día a día, por ejemplo, hacer manualidades, tocar algún instrumento, escribir… Así, reducirás la ansiedad y evitarás la compulsión de morderte las uñas.

2. Autocontrol

Practica este ejercicio para evitar ceder al impulso de morder tus uñas:

· Acerca un dedo hacia tu boca, para cuando esté a unos cinco centímetros de tus labios y aléjalo. Repite varias veces este gesto, reduciendo cada vez más la distancia.

· Coloca la uña entre los dientes sin llegar a morder, aguanta un tiempo y sácalo. Repite dilatando cada vez más el tiempo y practica este ejercicio 5 minutos al día. ¡Verás que funciona!

3. Masca chicle o regaliz

· De igual manera, es altamente efectivo masticar chicle o regaliz cada vez que sientas la necesidad de llevarte los dedos a la boca para morderte las uñas, al mismo tiempo que refrescas tu aliento y ejercitas los músculos de tus mandíbulas.

4. Usa Aloe Vera

· Existen productos amargantes diseñados específicamente para evitar este hábito, pero también puedes recurrir al Aloe Vera, que tiene innumerables propiedades beneficiosas para la salud, aunque no sabe muy bien. Corta por la mitad una penca de Aloe Vera y déjala en la nevera durante una noche. La sustancia transparente que segrega, semejante a la baba de caracol, habrá oxidado durante la noche, adoptando un color rojizo debido a ello. Este proceso es lo que produce el amargor. Aplícalo en las uñas hasta que seque. Cada vez que quieras morderte las uñas, te sabrá amargo y desagradable y acabarás asociándolo, quitándote las ganas de volver a hacerlo. Además, las propiedades antibacterianas y cicatrizantes del Aloe Vera lo convierten en idóneo para evitar infecciones producidas por las heridas en los dedos y uñas, acelerando así el proceso de regeneración de las mismas.

5. Felicítate por tus avances

Es muy importante que te refuerces a ti mismo/a y que lo compartas con otras personas, para así seguir motivándote a mantener el hábito a rajatabla y a conservar unas uñas sanas y cuidadas.

¡Puedes conseguirlo! Pero si aún con voluntad sientes que te cuesta mucho abandonar este hábito, no dudes en consultar con un psicólogo de tu confianza.

Referencias bibliográficas:

· Baeza, J.C. ; Balaguer, G. y otros (2008). Higiene y prevención de la ansiedad. Madrid. Editorial Díaz de Santos.

· Fioenza, A. (2007). 99 estrategias para superar el miedo, la ansiedad y las fobias. Barcelona. RBA Editores.


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