Llegamos a final de curso y con ello, las temidas o esperadas notas: Buenas, regulares y malas. Y con ellas, muchos papás se plantean la duda de si premiar o no a sus hijos: ¿Les damos un regalo si son buenas? Si son regulares pero queremos premiar que se han esforzado ¿los recompensamos? Y si son malas… ¡¿Qué hacemos?!
Hay papás que piensan que no es necesario hacer nada porque sus hijos simplemente han cumplido con su obligación (estudiar) y hay quienes sí creen que es bueno recompensarles con algo más que muestras de alegría u orgullo de padres.
¿Qué dicen los expertos?
La mayoría de profesionales coinciden en que no. Aprender y sacar buenas notas son la responsabilidad que nuestros hijos tienen. Las propias notas son el resultado del esfuerzo, los hábitos de estudio y la constancia y por tanto, lo mejor es que no asocien su esfuerzo y trabajo en el estudio a una recompensa externa o material, porque entonces acaban dependiendo de esa recompensa para estudiar y, si la recompensa no les interesa, no la necesitan o el esfuerzo no les compensa, dejarán el estudio en un segundo plano y acabarán aprendiendo que cada vez que tengan una responsabilidad han de esperar un premio.
Lo que SÍ podemos hacer es decirles lo orgullosos que estamos de ellos por sus buenos resultados y por su esfuerzo. Que sus padres les den ese reforzamiento, ese reconocimiento, para los niños es el mejor regalo.
Recompensas que no sean materiales
La idea es evitar fomentar una visión materialista del mundo, donde todo tiene una recompensa económica o tangible y para eso la alternativa puede ser premiar a nuestros hijos con un plan especial como ir a comer o a cenar a un sitio que le guste o hacer una actividad que elijan ellos, como ir al cine o al parque de atracciones, invitar a sus amigos a casa…
Si saca malas notas o no aprueba…
Lo primero sería ver qué dificultades podría tener y plantear posibles estrategias para solucionarlas y por otro lado, en vez de plantear castigos, es mejor enseñarles a planificar un plan de estudios para recuperar esas asignaturas suspensas, transmitiéndoles de esa forma que suspender tiene consecuencias y tienen que hacer un esfuerzo más para poder recuperar dichas asignaturas.
La idea es transmitirles que lo importante es aprender y que puedan experimentar la satisfacción del trabajo bien hecho, así como generar unos hábitos y estrategias para conseguirlo.
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