La disfunción eréctil se caracteriza por una incapacidad persistente o recurrente para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual. Un trastorno de erección puede deberse bien a causas orgánicas o bien a causas psicológicas. Entre las causas orgánicas podemos encontrar diversas enfermedades como insuficiencia renal, diabetes mellitus, lesión medular, trastornos vascular periférico, neuropatía periférica, esclerosis múltiple lesiones en los propios órganos sexuales, problemas de uretra o próstata, hipertensión, deficiencias hormonales, lesiones neurológicas o alteraciones en el sistema nervioso vegetativo producidas por cirugía o radiación. Otras causas orgánicas de la disfunción eréctil pueden ser el consumo de drogas y/o alcohol y ciertos medicamentos como los antihipertensivos, antidepresivos y neurolépticos, tranquilizantes mayores El abordaje en estos casos es puramente médico. En cuanto a las causas psicológicas, la más importante es la ansiedad de ejecución o preocupación obsesiva por lograr una erección adecuada. También una disfunción eréctil puede ser secundaria a un trastorno depresivo o un trastorno de ansiedad.
También el origen puede deberse a factores relaciones como haber sufrido experiencias aversivas en relación al sexo, infidelidades o conflictos de pareja.
