La característica esencial del fetichismo consiste en el uso de objetos no animados durante las relaciones sexuales pero es necesario el siguiente criterio para considerarlo: las fantasías, impulsos sexuales o comportamientos causan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Entre los fetiches más comunes se encuentran la ropa interior femenina, zapatos o cualquier otra prenda de vestir. El diagnóstico no debe efectuarse cuando los fetiches se limitan a artículos de vestir femeninos utilizados para transvestirse (fetichismo transvestista), u objetos diseñados para estimularse los genitales (por ejemplo un vibrador).
Lo más frecuente es que la conducta fetichista se refiera a más de un objeto y el fetiche es necesario e intensamente preferido para la excitación sexual, pudiendo aparecer trastornos de excitación sexual en su ausencia.
Apenas hay datos de prevalencia de este trastorno. Por lo general empieza en la adolescencia, aunque el fetiche puede haber tenido una especial significación durante la infancia. Una vez establecido este trastorno, su curso suele ser crónico.
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